“Alguna vez, en su adolescencia, escuchó decir: -Si la primera estrella que ves en el cielo está titilando, es porque la persona que quieres está pensando en tí -. A esas alturas de su vida, ya no debía haber cabida para tal tipo de supersticiones infantiles. Era hora de aceptar la realidad de manera adulta, tal como se le estaba mostrando con el correr de los días.
Ya estaba anocheciendo cuando terminó su turno. Se puso el abrigo y tomó su bolso. Se despidió de todos y salió del café. Aunque trató de resistir a la tentación, dirigió su rostro al cielo esperando ingenua y crédula como era, aquella señal que la salvara de sus tortuosos pensamientos, al menos por esa noche. Pero no logró ver nada. Las nubes lo cubrían todo, y en vez de contemplar el presagio de su anhelada dicha, una gota de lluvia se azotó contra su ojo izquierdo.”
Marcela Alarcón Ortúzar
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