Yo tenía planes. A los trece (cuando ya fuera grande) me iría de mi casa, huyendo de la monotonía, la incomprensión y la soledad y vería el mundo de cerca. En ese momento no quería cambiar al mundo, digamos que sólo planeaba tocar algunas vidas…pero tenía planes. Viajaría por el mundo, a lugares diferentes y conocería gente diferente en mi vagar por las ciudades y escucharía sus historias para contarlas después en algún otro sitio. Coleccionaría cicatrices de entornos a los que no pertenezco, sería testigo de lo que nunca había visto antes y escribiría descripciones exactas, profundas, inexplicablemente inspiradoras. Para los veintiocho (cuando ya fuera toda una mujer de mundo) habría probado todos los sabores, que podría describir desde el olfato, habría escuchado todas las palabras en todos los idiomas y podría repetirlas desde el tacto, hablaría conmigo misma, respondiéndome las preguntas que alguna vez me plantee. Tenía planes que pocos años después se convirtieron en deseos de creer, en necesidad de cambiar, en sueños imposibles que yo con mi sola voluntad lograría y viviría por siempre; no en la mente de los demás ni en los libros de historia, viviría por siempre en el universo.
Yo tenía planes y aparte de tocar vidas y cambiar al mundo, conocería el amor. El amor puro e inagotable que se siente como fuente de calor en el medio del pecho. El amor que hace sudar y pone a temblar, el amor platónico, el perfecto, el que viene de espacios y tiempos inmemorables, el amor que brilla, el amor que ruge desde dentro, el amor que ve desde lejos, el amor que se reconoce a kilómetros, a mares, a océanos de distancia. El amor que no se extingue ni con la muerte.
Tenía planes, pero nunca llegó el amor para llevármelo de la mano a vivir conmigo por el mundo. Llegaron los trece, pero descubrí que no llegaría a ningún lado a esa edad, llegó mi hora de tocar vidas, de cambiar al mundo, pero me desvié entre obligaciones y relaciones banales, con hombres que no me quisieron, conviviendo con gente sin caras ni historias. Salí al mundo, pero no lo vi tan de cerca como hubiera querido. Y pienso que no es demasiado tarde ahora a mis veintiocho (cuando ya soy toda una mujer, aunque no de mundo), vamos, nunca es tarde para encontrar el amor, porque llega exactamente cuando tiene que llegar, aunque sea a mares u océanos de distancia. No tenía planes, los tengo, aunque lamento haber perdido la inocencia en este tiempo, porque ahora escucho cuando me dicen que así son las cosas y no van a cambiar, porque nunca hemos visto que nada cambie. Escucho y a veces les creo, pero tengo planes, tengo planes de tocar vidas, cambiar el mundo y vivir eternamente en el universo, como una vibración silenciosa que afecta inconscientemente a su alrededor, como onda de agua. Tengo planes todavía y tocaré vidas y cambiaré al mundo…y también encontraré el amor.
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2 comentarios:
el amor llega a ti en el momento en el que lo pides y tu lo sabes, el amor eres tu, el amor es tu pensamiento, lo demas solamente es como reforzar no se quiza hoy soy la menos indicada para hablar es solo que el amor es emocion, y tu eres esa emocion que ha tocado la vida de muchos, y quiza de todos, pero la reaccion no es inmediata, has conocido el mundo porque tu pensamiento no tiene limites y tu historia no sera contada en libros, sino en el universo de donde ya eres parte desde el inicio del tiempo.
te quiero.
Seguiremos tocando vidas, cambiaremos el mundo y encontraremos el amor. Palabra de amiga
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